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La Microbiota intestinal y su influencia en el envejecimiento saludable

La microbiota intestinal, definida como el conjunto de microorganismos que residen en nuestro tracto gastrointestinal, ha emergido como un factor crucial en la promoción de un envejecimiento saludable. Su composición y diversidad no solo afectan la digestión, sino que también desempeñan roles esenciales en la regulación del sistema inmunológico, la inflamación y la salud metabólica. Comprender cómo la microbiota influye en el proceso de envejecimiento puede ofrecer estrategias innovadoras para mejorar la calidad de vida en la tercera edad.

Cambios en la Microbiota con la Edad

El envejecimiento es un proceso biológico complejo que afecta múltiples sistemas del organismo, incluida la microbiota intestinal. A lo largo de la vida, la composición y diversidad de los microorganismos que habitan el intestino varían en respuesta a factores como la dieta, el estado de salud, el uso de medicamentos y la actividad física. En la vejez, estos cambios pueden contribuir a la inflamación crónica, el deterioro del sistema inmunológico y la aparición de enfermedades metabólicas y neurodegenerativas.

Disminución de la Diversidad Microbiana

Uno de los cambios más significativos en la microbiota intestinal con la edad es la reducción de su diversidad. Estudios han demostrado que los adultos mayores tienen una menor cantidad de especies bacterianas beneficiosas en comparación con los adultos jóvenes (Claesson et al., 2012). Esta pérdida de diversidad se asocia con un mayor riesgo de disbiosis, un estado de desequilibrio en la microbiota que puede favorecer procesos inflamatorios y enfermedades crónicas.

La disminución de la diversidad microbiana también se ha relacionado con la fragilidad en la vejez. Un estudio realizado en personas mayores de 65 años encontró que aquellos con una microbiota más variada presentaban mejores indicadores de salud general y menor inflamación en comparación con aquellos con una microbiota empobrecida (O’Toole & Jeffery, 2015).

Alteraciones en la Composición Bacteriana

Con la edad, se producen cambios en la proporción de distintas familias bacterianas en el intestino. En particular, se ha observado:

  • Reducción de bacterias beneficiosas: Disminución de géneros como Bifidobacterium y Lactobacillus, que desempeñan un papel clave en la digestión, la producción de vitaminas y la modulación del sistema inmunológico. Estas bacterias también protegen contra patógenos y ayudan a mantener la integridad de la barrera intestinal (Biagi et al., 2016).
  • Aumento de microorganismos oportunistas y patógenos: Se ha documentado un incremento de especies como Enterobacteriaceae y Clostridium difficile, que pueden contribuir a infecciones gastrointestinales, inflamación crónica y trastornos metabólicos (Kundu et al., 2019).
  • Mayor presencia de Proteobacteria: Esta familia de bacterias, que incluye diversas especies patogénicas, tiende a proliferar en personas mayores y se ha vinculado con la disbiosis intestinal y el envejecimiento acelerado (Shin et al., 2015).

Estos cambios pueden deberse a una combinación de factores, incluyendo una menor ingesta de fibra, el uso frecuente de antibióticos y otros medicamentos, y una menor exposición a microorganismos del ambiente debido a cambios en el estilo de vida.

Influencia del Estado de Salud y la Dieta

El estado de salud de una persona mayor también juega un papel determinante en la composición de su microbiota. Aquellos que viven en residencias o en entornos hospitalarios tienden a presentar una microbiota menos diversa y más propensa a la disbiosis en comparación con quienes mantienen un estilo de vida independiente y activo (Claesson et al., 2012).

La dieta es otro factor clave. Un patrón dietético basado en alimentos procesados, bajos en fibra y con alto contenido de grasas saturadas puede alterar la microbiota intestinal, favoreciendo el crecimiento de bacterias proinflamatorias. Por el contrario, una dieta rica en fibra, polifenoles y alimentos fermentados promueve el crecimiento de bacterias beneficiosas y contribuye a un envejecimiento saludable (De Filippis et al., 2016).

Relación entre Microbiota, Sistema Inmunológico e Inflamación Crónica

El envejecimiento está asociado con un fenómeno conocido como «inflammaging» o inflamación crónica de bajo grado. Se ha sugerido que la microbiota intestinal juega un papel clave en este proceso, ya que el desequilibrio microbiano puede promover la activación del sistema inmunológico y la producción de mediadores inflamatorios.

Uno de los mecanismos propuestos es el aumento de la permeabilidad intestinal, conocido como «intestino permeable». En personas mayores, la barrera intestinal puede volverse más frágil, permitiendo la translocación de bacterias y sus componentes al torrente sanguíneo. Esto puede desencadenar una respuesta inflamatoria sistémica que contribuye al desarrollo de enfermedades como la aterosclerosis, la diabetes tipo 2 y el deterioro cognitivo (Franceschi & Campisi, 2014).

En definitiva, los cambios en la microbiota con la edad pueden influir en la salud general y en el proceso de envejecimiento. La reducción de la diversidad microbiana, el aumento de microorganismos potencialmente patógenos y la disminución de bacterias beneficiosas pueden contribuir a la inflamación crónica, la disfunción inmunológica y la aparición de enfermedades metabólicas y neurodegenerativas.

Intervenciones dirigidas a preservar una microbiota equilibrada, como una dieta rica en fibra y prebióticos, el consumo de probióticos y la práctica regular de actividad física, pueden mitigar estos efectos y favorecer un envejecimiento saludable.

Estrategias para mantener una microbiota saludable en la vejez.

Existen diversas estrategias para promover una microbiota saludable en personas mayores:

  1. Dieta: Una alimentación rica en fibra, frutas, verduras y alimentos fermentados puede fomentar el crecimiento de bacterias beneficiosas. La adherencia a la dieta mediterránea se ha asociado con una mayor diversidad microbiana y una reducción de marcadores inflamatorios (De Filippis et al., 2016).
  2. Probióticos y Prebióticos: La suplementación con probióticos (microorganismos vivos) y prebióticos (sustratos que promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas) ha mostrado efectos positivos en la modulación de la microbiota y en la mejora de la salud metabólica e inmunológica en ancianos (Sanders et al., 2013).
  3. Actividad Física: El ejercicio regular se ha relacionado con una mayor diversidad de la microbiota intestinal y con beneficios para la salud metabólica y mental (Clarke et al., 2014).
  4. Reducción del Estrés: El estrés crónico puede alterar la composición de la microbiota. Técnicas de manejo del estrés, como la meditación y el yoga, pueden contribuir a mantener el equilibrio microbiano (Michels et al., 2021).

Conclusión

La microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en el proceso de envejecimiento y en la promoción de una longevidad saludable. Intervenciones dirigidas a mantener o restaurar un equilibrio microbiano pueden ofrecer nuevas oportunidades para prevenir o mitigar enfermedades relacionadas con la edad y mejorar la calidad de vida en la vejez.

Referencias

Biocodex Microbiota Institute. (2022). El secreto de la longevidad de los centenarios podría encontrarse en la microbiota intestinal. Recuperado de https://www.biocodexmicrobiotainstitute.com/es/el-secreto-de-la-longevidad-de-los-centenarios-podria-encontrarse-en-la-microbiota-intestinal

Claesson, M. J., Jeffery, I. B., Conde, S., Power, S. E., O’Connor, E. M., Cusack, S., … & O’Toole, P. W. (2012). Gut microbiota composition correlates with diet and health in the elderly. Nature, 488(7410), 178-184.

Clarke, S. F., Murphy, E. F., O’Sullivan, O., Lucey, A. J., Humphreys, M., Hogan, A., … & Cotter, P. D. (2014). Exercise and associated dietary extremes impact on gut microbial diversity. Gut, 63(12), 1913-1920.

Referencias

Biagi, E., Franceschi, C., Rampelli, S., Severgnini, M., Ostan, R., Turroni, S., … & Candela, M. (2016). Gut microbiota and extreme longevity. Current Biology, 26(11), 1480-1485.

Claesson, M. J., Jeffery, I. B., Conde, S., Power, S. E., O’Connor, E. M., Cusack, S., … & O’Toole, P. W. (2012). Gut microbiota composition correlates with diet and health in the elderly. Nature, 488(7410), 178-184.

De Filippis, F., Pellegrini, N., Vannini, L., Jeffery, I. B., La Storia, A., Laghi, L., … & Ercolini, D. (2016). High-level adherence to a Mediterranean diet beneficially impacts the gut microbiota and associated metabolome. Gut, 65(11), 1812-1821.

Franceschi, C., & Campisi, J. (2014). Chronic inflammation (inflammaging) and its potential contribution to age-associated diseases. The Journals of Gerontology: Series A, 69(Suppl_1), S4-S9.

Kundu, P., Blacher, E., Elinav, E., & Pettersson, S. (2019). Our gut microbiome: the evolving inner self. Cell, 179(3), 577-589.

O’Toole, P. W., & Jeffery, I. B. (2015). Gut microbiota and aging. Science, 350(6265), 1214-1215.

Shin, N. R., Whon, T. W., & Bae, J. W. (2015). Proteobacteria: microbial signature of dysbiosis in gut microbiota. Trends in Biotechnology, 33(9), 496-503.


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